Testimonios y casos de éxito – Fobias

Nada mejor que verte reflejado en alguien que ya ha transformado su conflicto en una solución, o alguien que ha convertido su sueño en una realidad. Estas historias reales te dan las alas para emprender, superarte y adentrarte en lo más profundo de tu alma.

Fobia a la Sangre

fobia a la sangre

Hoy me cuesta escribir sobre esto porque me parece algo ya tan lejano… como si no tuviera importancia, o no tuviera nada que decir sobre ello, porque ya ha pasado.

Es increíble que hace tan solo unos meses esta FOBIA me condicionara y agobiara tanto, y ahora parezca que no ha existido…

Yo sufría una reacción exagerada al ver sangre. Bueno, ya llegó un punto en que solo al imaginarlo o ver imágenes me entraba una ansiedad, mareo, nerviosismo, como si me fuera a desmayar.

Observando esto en una sesión me di cuenta que no estaba relacionado solamente con la sangre, sino también con el dolor. En varias ocasiones de mi vida en las que tuve esa sensación y desmayos, no había sangre, sino sólo dolor, y rastreamos en mi línea  de vida esos todos esos momentos y, efectivamente, en muchos de ellos no había sangre, solo un pequeño golpe, pero me había impresionado igualmente.

Buscando el origen llegamos a la primera vez en que vi sangre, que creo que fue con meses de vida, durmiendo en la cama de mis padres, me di con la mesilla de noche en la ceja y sangre un montón, y mi madre lo cuenta como algo horrible, toda la cara ensangrentada.

A esto se suma que mi madre ha tenido varios abortos, después de tenerme a mi, y también hemorragias y complicaciones que a mí me parecían el fin de su vida. También salieron ancestros, muertes sangrientas, quizás en guerras.

Al desactivar la fobia, además aprendí que la sangre simboliza la vida y la familia, y creo que también tenía un rechazo inconsciente a todo ello, que me hacía no querer ni verlo, salir corriendo o desmayarme.

La verdad es que todo esto ha dejado de pasar, ahora no puedo explicar cómo, pero esa pesadilla se ha terminado.

Hipocondría

Hipocondría

Llevaba unos años con esta sensación, desde que me dio una crisis de ansiedad. Estuve tratándolo casi un año, con unos episodios terribles en los que creía que me moría.

Después de un tratamiento me encontré mejor, pero siempre había quedado un recuerdo de esas crisis, de ahogo, de sensación de infarto, de tener que salir corriendo, y sobretodo, que cualquier pequeño síntoma o dolor me parecía algo gravísimo, una enfermedad incurable y la sensación de que me iba a morir.

No era capaz de pensar en que una pequeña molestia podía quedarse solo en eso. Realmente no sólo era el miedo a morir, que también, sino era más a la enfermedad, al dolor, al sufrimiento… en fin, me volví una mujer hipocondríaca.

Fue muy gracioso, porque nada más empezar la sesión, Paz me dijo una frase: “Hay algo muy importante que debes saber: Yo te puedo asegurar que te vas a morir, eso es seguro!!

Y para poder morir hay que cumplir un requisito indispensable: para morirse, hay que estar vivo. Date cuenta: la buena noticia es que estas viva!!»

El ataque de risa que me dió fue impresionante, no podía parar de reír con esa idea, y me hice consciente de que estaba viva, sana, y que esa sensación no era mía… que yo estaba bien, que tengo derecho a estar bien y a vivir…

Vivir es la leche…fue mi ejercicio de anclaje, y con esta idea, con este sentimiento, y otros detalles de la sesión, se me fue esa sensación diaria y constante de tener algo grave.

Me di cuenta de que en mi familia era mi abuela materna la que siempre respondía de esa forma, siempre pensando si le pasaba algo grave, si se iba a morir, si iba a sufrir…de hecho se llama Dolores!

Agorafobia

Agorafobia

Un caso extraordinario de Agorafobia, que se había activado un 14 de Agosto de 2006.

Se trata de un hombre que recuerda intensamente cómo se vió involucrado en una conversación (un poco alta de tono) entre dos personas, en plena calle. En aquel momento sintió un deseo irrefrenable de salir corriendo de allí, de desaparecer, pues sentía que su vida «corría peligro».

Desde aquél incidente, este hombre grande y fuerte desarrolló un fuerte cuadro de Agorafobia, miedo al miedo, pánico extremo y perdida de control sobre lo que puede ocurrir a su alrededor…. aunque no esté ocurriendo nada extraordinario.

Esta es una reacción biológica que dispara el miedo al miedo, la pérdida de control y el pánico.

Explorando los datos de su árbol familiar, detectamos un Síndrome de Aniversario muy dramático: el asesinato de cuatro o cinco personas de su familia, justo el día 14 de Agosto de 1936. Por supuesto, él desconocía estos acontecimientos, los averiguó al consultar el Registro Civil, la Hemeroteca, las Esquelas.

Cuando revisamos la historia y le aportamos recursos para liberar sus emociones y memorias, tras un par de semanas, sus síntomas han desaparecido, sale con normalidad, incluso puede conducir su coche, vive tranquilo en el exterior, y lo que más le sorprende es que se ha vuelto «irresistible», ya ha dejado de huír de la gente, con lo cual se le acercan más personas, amigos del pasado y nuevas oportunidades de romance.

Fobia a Volar

Fobia a Volar

Llevaba unos diez años con esta fobia, y tuve que enfrentarme a ella cara a cara viajando solo, en un vuelo a Madrid.

Sabía que, cuando llegara a la consulta esa fobia sería historia. La mente puede ser tu peor enemigo, si le das la oportunidad de manipularte, pero esta vez me atreví a llegar hasta el final.

La emoción del resentir en esta sesión era de miedo extremo, sentía físicamente el miedo a morir, mi mente no paraba de crear escenarios terribles y las emociones se agolpaban una tras otra: tristeza por mi mujer y mis hijos ya que me perderían, temor por si en mi ausencia les ocurria algo, creía que el hecho de estar vivo podía evitarles tristezas, sufrimiento porque me creía el salvador de sus vidas, como si en mi asusencia todo se parara, se detuviera…​

Y en este viaje, de repente mi mente se paró… ya no tenía más respuestas ante estas alucinaciones fóbicas… ya no había nada….y sentí…. ESTÁS VIVO…

​Mi vida cambió después de esta sesión tan fuerte, porque tomé conciencia de que no hay nada que controlar y que, cuando sueltas el control te sientes libre para vivir.

El viaje de regreso fue una aventura, disfrutando de las vistas, las conversaciones, la ilusión de haber vencido a mi mente…y sólo dejándome llevar por ella, quién lo diría…

Paz del Real